Emma viaja en tren hasta Lugano. Nosotros viajamos desde St. Gallen y fue el trayecto más largo que hicimos en Suiza (unas tres horas). Nos pareció muy poco tiempo para el cambio radical de paisaje que observamos. Dejamos la nieve del norte y llegamos a una pequeña ciudad radiante bajo un sol que parecía de primavera. Nos costaba creer que siguiéramos en Suiza porque a nuestro alrededor todo el mundo hablaba italiano y el ambiente era muy distinto al de la parte alemana del país.

El MASI Lugano es el museo de arte de la Suiza italiana. El día que lo visitamos estaba casi vacío y pudimos disfrutar un buen rato del mirador que menciona Emma en la historia. Es una cristalera que se encuentra al final de la sala de la exposición permanente. Desde ella puede observarse el lago de Lugano y el monte de San Salvatore al fondo. Hay sillas frente al ventanal para disfrutar el espectáculo que suponen las vistas. Nos imaginamos a Emma sentada allí después de haber visto el último cuadro que pintó Ursula Blum.

Más tarde Mario y Emma charlan mientras pasean por la orilla del lago hasta el parque de la ciudad, repitiendo el mismo paseo que hicimos nosotros. Nos llamó la atención la cantidad de pájaros que sobrevolaban el agua y el ambiente casi bucólico del parque. Estuvimos un buen rato sentados allí, escuchando a un estudiante que repasaba una lección de Historia del Arte con una amiga. El chico recitaba los datos en un francés con acento italiano y una vez más alucinamos con la habilidad de los suizos para cambiar de idioma.

El puente más famoso de Lucerna, es el Kapellbrücke, un puente cubierto de madera que es el más antiguo de Europa. Pero Ursula Blum en su cita se refiere al Spreuerbrücke, un puente también medieval que en lugar de estar decorado con imágenes religiosas, alberga en su interior pinturas sobre la muerte al estilo memento mori.

Emma habla con Pablo desde la plaza junto al Monumento al león. Habíamos leído sobre esta escultura, pero no nos hacíamos una idea de su tamaño. Nos pareció un sitio especial y se convirtió al instante en uno de nuestros lugares preferidos de todo el viaje. Por eso quisimos que tuviera un protagonismo especial en la historia y es la razón de que vuelva a aparecer en el capítulo 8.

Aunque no aparece hasta el capítulo 4, Winterthur fue nuestra primera parada en Suiza. Lo que más nos gustó de esta ciudad es la calle central de casitas de colores pastel que Emma menciona en la narración. En la escena del final del capítulo, oímos la lluvia sobre el paraguas de Emma porque así es como recorrimos la ciudad nosotros.

La exposición que visita Emma en el museo sobre los pioneros de la fotografía en Suiza es real y es la misma que estaba abierta al público el día que visitamos el museo. En la sala oscura, viendo los impresionantes retratos decimonónicos, se nos ocurrió escribir esta escena y algunos de los datos que menciona Emma en su relato están sacados del mismo folleto que nos llevamos de allí. El museo exhibe colecciones fotográficas de todas las épocas y que nos tocara una sobre fotográfos contemporáneos a Ursula Blum nos pareció casi una señal.